Recibí una larga carta de Lovecraft. Ese chico es bastante listo. Y muy bien instruido también. Comienza diciendo que la mayoría de mis argumentos parecen bastante lógicos y que está a punto de aceptar mis puntos de vista; y entonces continúa con tres o cuatro páginas llenas con las que, prácticamente, hace trizas todas mis teorías. Está fuera de mi alcance. Yo me juego cualquier cosa hasta el límite con un hombre de mi mismo peso, pero en una pelea con él es como un pobre tipo enclenque que sube al ring con un campeón.
Creo que le haré bastantes preguntas sobre cosas cuando le escriba, en vez de presentarle mis propios puntos de vista. Eso no significa, compréndeme, que me haya convencido de que yo piense como él piensa, a su manera. Nada de eso; todavía pienso que tengo la razón. Pero quiero averiguar algunas de las cosas que te aseguro él sabe —fases oscuras de la historia y de culturas olvidadas y de cultos místicos y todo eso. Dice que su joven amigo Frank Belknap Long y Clark Ashton Smith han elogiado en ocasiones mis basuras. Bueno, me alegro mucho de eso, naturalmente.