En verdad, existen arcanos ancestrales y terroríficos que convendría dejar en paz para siempre, secretos infernales que nada tienen que ver con el hombre y que este sólo debería conocer en aras de su propia tranquilidad y cordura, verdades crípticas que alienan al que las conoce y lo obligan a vivir en la más absoluta soledad. De igual forma, aún quedan terribles retazos de cosas más antiguas y poderosas que el hombre, cosas que se han quedado rezagadas durantes milenios, entidades monstruosas que dormitan eternamente en las profundidades de cuevas y criptas remotas e impenetrables, que se hallan por encima del bien y del mal y que siempre están dispuestas a ser despertadas por los sacrílegos que sepan los adecuados signos prohibidos y las pertinentes claves secretas.
(traducción de J.M. Nebreda).