Desciendes por una empinada pendiente de fría piedra. Los túneles son agobiantemente estrechos al principio, llenos de escombros y desechos. Cuando por fin llegas a la base, ves ante ti la verdadera naturaleza de la caverna. Es como si hubiera todo un mundo bajo la superficie; el techo de la caverna es como un telón de piedra haciendo de cielo sobre tu cabeza. Y las infinitas profundidades que hay bajo tus pies son aún más vastas y terroríficas, extendiéndose más allá de los bordes de los abismos de piedra y puentes arcaicos. Este reino subterráneo parece seguir en todas direcciones más allá de donde te alcanza la vista, y te preguntas hasta dónde llega. Puede que toda la superficie conocida de la Tierra no sea más que la capa superior de otro mundo...