Varias horas después de que despiertes, tu laborioso descenso da sus frutos. El brillo rojo que surge de la parte inferior de los escalones se vuelve más fuerte con cada paso. El suelo de piedra se nivela por fin, y las asfixiantes paredes del túnel se abren para revelar una laberíntica red de inmensas cavernas que se extienden hacia lo lejos. Por todas estas cavernas ves diseminadas las ruinas de una vasta ciudad como nunca antes habías visto. La elaborada arquitectura de piedra se ha visto desgastada por siglos de abandono, pero notas la historia de este lugar, y que va mucho más lejos de lo que puedes imaginar. Cuando te giras para preguntarle a Ichtaca, notas un leve brillo amarillo en sus ojos, y ves que sus pupilas se han vuelto más estrechas y contraídas: –Yoth... el último refugio de Valusia... –entona quedamente.
En ese momento, un aterrador rugido resuena por la caverna. Las paredes y el suelo tiemblan con una fuerza tremenda, y el brillo rojo que inunda la zona se vuelve más luminoso. Un coro de siseos surge de todos los túneles que te rodean. Ichtaca camina hasta el borde de un precipicio cercano y mira hacia las enormes profundidades: –Está aquí. Noto su presencia. El Padre de las Serpientes... Yig.