Parece que existe una versión anterior, de la editorial El Aleph y fechada hacia 1999 o 2000.
El Devorador retoma la mística de una cosmología heredada de la mitología lovecraftiana, la cual sitúa en nuestro planeta la lucha entre deidades cósmicas de signos opuestos. Todo un panteón de dioses y criaturas diabólicas que han sido expulsadas hace eones de la Tierra, y confinadas al exilio en las estrellas más remotas del universo, que aún pugnan por regresar y volver a reinar sobre la raza humana. Cada historia es además una advertencia al lector de lo que acecha a una humanidad indefensa e ignorante de su sino trágico. Personajes, ámbitos e historias se relacionan dentro de una intertextualidad que da fisonomía propia a la obra. El ámbito elegido para el desarrollo de los macabros hechos relatados, son las calles y barrios de la ciudad de Buenos Aires.